Araceli Calderón and son Brandon Amezcua
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Cuando Araceli Calderón, candidata para el doctorado de la sede de Irvine de la University of California, investigó los archivos de la Ciudad de México para aprender sobre el papel que desempeñaron las madres en la Revolución Mexicana, se encontró con un problema: no había ninguna investigación académica sobre el tema.

Y así comenzó su proyecto de tesis y misión personal: reconstruir las voces y representaciones de las madres y la maternidad durante la Revolución Mexicana (1910-1920). Como estudiante del Departamento de Español y Portugués de la UCI con orientación en estudios latinoamericanos y estudios visuales, Calderón adopta un enfoque interdisciplinario único. Por medio de fotografías, películas, postales y entrevistas, incorpora al registro académico e histórico a mujeres que, hasta ahora, fueron completamente omitidas de este.

Si bien la misión de documentar las vastas e importantes formas en que las mujeres contribuyeron o se vieron afectadas por la Revolución Mexicana es relevante en lo académico, para Calderón también es personal.

“Mi madre es la inspiración de mi proyecto”, explicó. Mientras revisaba imágenes de archivo de mujeres durante la revolución, agregó: “Aunque no vivió durante el período revolucionario, lo que estaba leyendo para mi disertación me recordó a ella. Es como una soldadera que tuvo que superar varias de las convenciones sociopolíticas de su género”.

Calderón conoce bastante sobre la fortaleza de las madres. Crió sola a su hijo Brandon, de 18 años, y su camino para acceder a la educación superior, como las historias de mujeres que está descubriendo, no fue fácil.

Un camino no tradicional

Calderón recuerda que fue el infarto de su hermano en 2008 lo que hizo “ver las cosas en perspectiva”. Cuando su hermano recibió un trasplante de corazón, ella ya estaba cursando su segundo programa de maestría mientras mantenía su cargo de maestra de español en una secundaria y cuidaba a su hijo pequeño. Obtuvo una maestría en español y una credencial de enseñanza de la sede de Fullerton de California State University y una maestría en educación de National University con énfasis en la enseñanza y el aprendizaje.

“Me encantaba ser maestra de secundaria. Pero sentí que había alcanzado mi límite intelectual. Era hora de seguir adelante”. Dejó atrás la seguridad de un puesto de enseñanza a tiempo completo que había ocupado durante diez años, y comenzó a enseñar en varias instituciones de educación superior y a postularse para programas de doctorado.

Aunque dejaba atrás sus días de enseñanza en la escuela secundaria, llevaba consigo lo que sentía que era una de las partes más importantes de su trabajo: garantizar que el camino a la universidad fuera accesible y llevadero para aquellos estudiantes que serían los primeros miembros de la familia en asistir a la universidad. “Recuerdo lo que se siente creer que no mereces estar allí”, contó Calderón. Fue la primera integrante de su familia, de entre ocho hermanos, en obtener un título universitario.

Como maestra, llevó a sus estudiantes al Día Chicano/Latino de Golden West College, donde la institución de educación superior comunitaria motiva a los estudiantes a través de talleres y paneles a acceder a una educación superior. Recaudaba fondos y renunciaba a sus días de enfermedad para llevar a los estudiantes al campamento de inmersión en español en Big Bear. Proporcionar y luego alimentar esta chispa de posibilidad en sus estudiantes fue su pasión porque recordaba lo que fue tener la misma experiencia. Recuerda que un programa de escuela secundaria para hijos de migrantes le permitió visitar UC Riverside por una semana. Se quedó en los dormitorios y se comunicó con el personal de la facultad. “Vi las posibilidades”, manifestó.

Hacer que el registro histórico sea inclusivo

En México, la reverencia por lo materno toma diversas formas, aunque hay una desconexión entre lo que se venera y lo que está documentado para la posteridad. La figura materna es venerada en lo religioso (la Virgen de Guadalupe es una figura católica venerada), en lo cívico (Día de las madres) y a través de exhibiciones públicas como el Monumento a la Madre, que representaba a una madre cargando a un niño y que fue inaugurado en el Día de la madre mexicano de 1949. El monumento fue destruido en el terremoto que azotó a la Ciudad de México en 2017. Según Calderón: “Hay una verdadera ausencia de la figura de la madre en el registro histórico de la Revolución Mexicana. Los hombres que lucharon en la guerra han tenido prioridad en la historia. Solo recientemente ha habido un esfuerzo para rescatar la historia femenina o la perspectiva femenina en la historia mexicana”.

Su proyecto de tesis, “Maternidad en movimiento: representaciones artísticas de la Revolución Mexicana (1910-1920)” se centra en la representación de la mujer revolucionaria afromexicana, la figura materna que emigra a Estados Unidos, y las consecuencias de la Revolución Mexicana para las mujeres de la misma línea genealógica.

Las mujeres desempeñaron una variedad de papeles en la Revolución Mexicana. Algunas tenían una intervención militar directa en las líneas del frente como soldaderas (soldados), algunas llevaban armas o cocinaban, algunas eran periodistas, organizadoras y espías, mientras que otras huían hacia el norte. “Cuando vemos películas o fotografías de la Revolución Mexicana, la lente está fija en la participación masculina. Las mujeres quedaron relegadas como ayudantes o como las manos de apoyo de los revolucionarios, pero eran mucho más que eso”, indicó Calderón. “Algunas eran generales en las diversas facciones revolucionarias, había flotas enteras de mujeres generales. Aunque no todas las mujeres participaron activamente, la revolución afectó a todos. Como mujeres, madres y criadoras, algunas tuvieron que proteger a sus familias y mudarse al norte, atravesando toda esta violencia. Creo que mi investigación contribuirá a una comprensión más profunda de la figura materna durante la Revolución Mexicana porque profundizaré en varios discursos sobre la maternidad que estaban en conflicto con la narrativa oficial durante el período revolucionario”.

Gracias al apoyo de varias subvenciones, Calderón ha podido realizar investigaciones y visitar archivos en México y Texas. Una beca de disertación de UC-Mexus le permitió realizar importantes indagaciones en los archivos de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, Colmex, el Museo de la Mujer y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.

Fundado en 1980, UC-Mexus es un instituto de investigación académica dedicado a promover, garantizar y contribuir a la investigación binacional y latina, y a los programas e intercambios académicos colaborativos.

En 2017, Calderón viajó a la Ciudad de México con su madre, quien insistió en acompañarla. Juntas, hicieron importantes descubrimientos. Calderón conoció a la nieta de Franco Pliego Galarza, un revolucionario que era miembro del Estado Mayor de Emiliano Zapata. Tuvo la oportunidad de escuchar historias sobre la revolución de sus tías abuelas. Uno de sus tíos contó que su certificado de nacimiento, así como el de la madre de Calderón, originalmente solo incluía el nombre de su padre. El nombre materno fue agregado más de 15 años después de su muerte. Una copia del certificado de nacimiento se incluirá en la disertación de Calderón, cuenta, ya que muestra el patrón histórico de invisibilización de los aportes de las mujeres, al mismo tiempo que se venera la maternidad como un ideal.

“Arrojar luz sobre estas historias implica un esfuerzo constante”, expresó Calderón.

Una beca de viaje de Humanities Commons permitió que Calderón asistiera y presentara su investigación en el Congreso de Literatura Mexicana Contemporánea en El Paso, Texas. Creó vínculos con académicos que la ayudaron cuando visitó México. Además, una beca de verano de Humanities Commons le permitió realizar investigaciones de archivo en Benson Library y en Briscoe Center for American History de University of Texas, de Austin.

Para agregar a su lista de reconocimientos, Calderón recientemente obtuvo una beca estadounidense de la Asociación Americana de Mujeres Universitarias (AAUW) para completar su tesis doctoral. El premio le ayudará a Calderón a compensar los gastos mientras termina su último año de su disertación. “Es un honor haber sido seleccionada para este prestigioso premio porque me permite darme cuenta de que mi investigación es importante y que su relevancia está siendo reconocida”, indica.

Calderón está agradecida por las cruciales oportunidades que le dieron las subvenciones y becas. “Sin becas de viaje, no habría podido hacer ninguna de las investigaciones de archivo que hice en México y Texas, las cuales han sido fundamentales para darme una mejor perspectiva de lo que estoy escribiendo. Fue en México, mientras entrevistaba a algunos de los profesores y accedía a los archivos, que me di cuenta de que no se había escrito nada sobre la maternidad en un país que la valora tanto. No habría podido poner eso en contexto si no hubiera ido allí. No hubiera podido viajar; sin apoyo, es imposible”.

Visibilizar a las personas y las políticas que importan

Calderón cree que su trabajo como académica es importante fuera de las aulas y los archivos. Mientras estaba en la Ciudad de México, fue testigo de cómo el grupo activista Bordando por la Paz utilizaba técnicas de bordado para visibilizar el aumento de la violencia y los homicidios que ocurren en México. Le hizo pensar en cómo su investigación y experiencias personales podrían tener un impacto en temas contemporáneos como la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), un programa federal creado en 2012 para proporcionar a los niños traídos a Estados Unidos sin documentación, el derecho temporal a vivir, estudiar y trabajar en Estados Unidos. Aquellos protegidos por el programa también se conocen como Dreamers.

“Cuando regresé a Estados Unidos, entablé una conversación con Oscar Terán de la oficina de DREAMers en la UCI para desarrollar una actividad llamada 'Arte para un cambio' que visibilizaría cómo la derogación de la DACA estaba generando angustia en la comunidad estudiantil de la UCI”, dijo Calderón. “En la gran inauguración de la oficina de DREAMers, tuvimos una actividad en la que los participantes dibujaron sobre un trozo de tela para mostrar lo que significaba para ellos el cambio en la política. Esta actividad les permitió a los participantes expresar sus sentimientos de una manera creativa mientras se visibilizaban temas políticos relevantes”.

Calderón tiene un gran interés por los Dreamers porque experimentó lo que es ser indocumentada en un país que considera su hogar. Emigró a Estados Unidos a los diez años y estuvo indocumentada hasta los 22 años. Cuando ve los desafíos que enfrentan los estudiantes indocumentados hoy en día, se le rompe el corazón. “Esa podría haber sido yo”, comentó.

En 2017, fue nombrada una de los diez estudiantes graduados de todo el país en convertirse en Becaria de Educación de Grado Públicamente Activa (Publicly Active Graduate Education, PAGE) a través de Imagining America, un consorcio de facultades, universidades y organizaciones culturales cuyos miembros fortalecen los roles públicos de las artes, las humanidades y los campos de diseño a través de iniciativas de investigación y acción, construcción de coaliciones y desarrollo de liderazgo. A través del programa, Calderón pudo presentar su investigación a académicos ajenos al área de las humanidades y compartir sus ideas con el público a través de un blog. En su publicación en el blog, titulada, “Dreamers: ciudadanos sin patria”, se trataba la necesidad de hacer que DACA sea permanente.

Un futuro brillante

Si bien no defenderá su disertación hasta la próxima primavera, esta primavera Calderón celebra una graduación: la de su hijo Brandon. Brandon Amezcua se está graduando de Fountain Valley High School y asistirá a la sede de Fullerton de California State University, como estudiante de ciencias de la computación. Durante toda su vida, su madre ha estado en la escuela. Puede recordar haber asistido a conferencias con ella, visitar bibliotecas con ella y ver su cabeza escondida detrás de libros. A medida que embarca la universidad como la segunda generación de su familia en asistir a ella, tiene que seguir los pasos de su madre.

“Es la mujer más influyente de mi vida”, manifestó Brandon.